Hay
bogotanos que gastan en carro una hora y media en llegar a su trabajo y otra
hora y media en volver. Es decir, que en el día invierten 3 horas en trasladarse;
a la semana 15 horas; al mes 60 horas y al año 720 horas.
A estas
personas se les conoce como workilometer, término que se viene utilizando hace un par de
años para referirse a las personas que gastan más de 3 horas
al día en trasladarse de la casa al trabajo y regresar.
En algunos países, como México
donde uno de cada 10 empleados es considerado un workilometer, la situación es
tan preocupante que ya es un problema de salud pública.
Aparte del tedio que puede
generar estar metido más de 3 horas en un vehículo, nos podemos enfermar de obesidad, gastritis, dermatitis, insomnio,
depresión, trastornos sexuales, hipertensión, migrañas, conductas de ansiedad. Como
si fuera poco el estrés puede llevar a conductas agresivas y ansiedad.
En el mundo se han planteando varias
soluciones: descentralizar las actividades de ciertas zonas de las ciudades, construir
viviendas cercanas a los centros laborales o utilizar transportes alternativos,
como la bicicleta.
Sobra aclarar que la última opción ha sido la
más fácil de implementar y la más efectiva.
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