El 17 de
julio de 1951, el holandés Van Est defendía su liderato en el Tour de Francia.
Un problema en una llanta hizo que se apartará del grupo y cayera en un precipicio
de 70 metros de profundidad.
Para sorpresa de todos, el
ciclista no sufrió mayores heridas, eso sí estaba muy aturdido por los golpes y
porque tuvo que retirarse de la etapa. Los espectadores y su manager lo ayudaron
a subir con unos neumáticos.
La de Van Est es una de las caídas históricas del Tour de France.
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